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David Tripiana, embajador de la Fundación Respiralia, consigue su reto de cruzar a nado y sin neopreno el Canal de Menorca a favor de niñas y niños con Fibrosis Quística.
Casi 14 horas luchando contra las condiciones del mar
Durante 13 horas y 41 minutos, David luchó contra las condiciones del mar para llevar a cabo su sueño solidario.
El Cap dels Freus, en Capdepera (Mallorca), fue el punto elegido para iniciar este reto, bajo la supervisión de la Menorca Channel Swimming Association. A las 06:18 del martes 20 de julio, David empezó a nadar a un ritmo de unos 50 brazadas por minuto y una media de 3,27 km/hora. El mar le ofrecía las mejores condiciones, con aguas tranquilas y sin corrientes que alteraran su ritmo. David nos cuenta cómo se sentía en esos momentos: «Sentía que podía nadar largo, fluido y repleto de energía, disfrutando del fondo del mar y su intenso azul».
Teresa Planas, veterana en las aguas del Canal de Menorca
En esas primeras horas de reto, Teresa Planas, una veterana que ya consiguió este mismo reto, le acompañó braceando a su lado durante unos kilómetros en un mar que parecía un plato.
Las corrientes aparecen a las 4 horas de nado
Al dejar de estar a resguardo de la isla de Mallorca, el ritmo de brazadas se mantenía, pero su velocidad de avance bajaba a 2,5 km/hora debido a las corrientes que empezaban a generarse. «A partir de ese momento, empecé a sentir la extenuación física al bracear con fuerza para superar un tramo de fuerte oleaje que zarandeaba mi cuerpo y que abofeteaba mi cara de derecha a izquierda y viceversa. El canal de Menorca es un lugar difícil de predecir con exactitud, muy cambiante, y, por ello, cuando llegaron las horas de oleaje y corriente que nos desviaban de la ruta e impedían que nadara a mi ritmo normal, tuve momentos de auténtica impotencia en los que llegué a soltar lágrimas mientras nadaba», nos comenta David.
Avituallamiento sin apoyos físicos
El equipo, a bordo de la embarcación de la Asociación, y las personas que se relevaban en el kayak de apoyo velaban por la seguridad de David y por prepararle el avituallamiento que debía tomar cada media hora, siempre flotando en el agua y sin apoyarse en ningún elemento. Debido al vaivén de las olas, el roce del pelo le produjo pequeñas heridas en el cuello, por lo que, siguiendo la normativa del cruce, el juez del reto, Toni Huguet, aprobó la aplicación de una pomada para que pudiera seguir nadando sin dolor.
David acepta el reto que le propone «la mar»
La previsión de cruzar el Canal en 11 horas se desvanecía, pero, tal como nos decía David, «El Cruce a nado del Canal de Menorca es así, y cuando se afronta una travesía de esta entidad debes llegar preparado y mentalizado de que cabe la posibilidad de que tengas que nadar 15h al límite. Por suerte, llegué al cruce con los deberes bien hechos en ese sentido».
Destino: Cap d’Artrutx, Ciudadela
A las 19:59, David tocaba las rocas de Es Cap d’Artrutx, en Ciudadela (Menorca), cumpliendo así un sueño y una acción solidaria en la que ha invertido 10 meses de preparación. «Una vez pasada la travesía, la sensación general es la de sentirme afortunado por haber podido vivir esa experiencia». Peri Gardés, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Balear de Fibrosis Quística, le recibía en nombre de las familias con Fibrosis Quística a bordo de una embarcación en el momento de la llegada.
La satisfacción del deber cumplido
Al subir a la embarcación, una vez finalizada su gesta, el equipo formado por Teresa Planas, Moisés Marín, Nacho Torres y Carol Torres, junto con Toni Huguet, Josep Marqués y Guiem Bosch, miembros de la Asociación, recibieron a David con la emoción de haber participado en en uno de los retos de natación de mayor dificultad.
Recaudación del evento
David Tripiana ha conseguido recaudar casi 2.500,00 € a través de esta gesta deportiva. Este dinero irá íntegramente destinado al programa «Educar es Salud en Fibrosis Quística» de la Fundación Respiralia.